Alejarse de Ciudad Valles, San Luis Potosí, permitió a María Hernández y Teresa Ramírez pasar, por lo menos, unos días, sin escuchar las balaceras que ya forman parte de la cinta sonora de la tierra en que viven. Para ellas, estas vacaciones de Semana Santa se convirtieron en una oportunidad para dejar de oír las noticias de los secuestros de vecinos, de conocidos, de amigos. Ellas se alejaron de Ciudad Valles para tomar un respiro de esa violencia que se incrustó en su cotidianidad desde hace un par de años. Desde hace una semana, María Hernández y Teresa Ramírez, junto con tres más de sus familiares, recorren las calles de la ciudad de México, visitan sus museos y se olvidan, por estos días, de apresurar el paso hacia casa cuando el sol comienza a esconderse. Porque, allá en Ciudad Valles, donde viven, “después de las siete, ya no salimos. Y eso que a esa hora todavía es temprano, pero ya no podemos salir ni ir a fiestas”. María y Teresa no son los únicos turistas nacionales que, en estos días, eligieron a la ciudad de México como el destino para descansar del estrés que deja vivir entre balaceras. Guillermo Rodríguez decidió que este año no llevaría a su familia a la playa, como siempre lo hacen en estos días. Prefirió cumplir el sueño de su hija y traerla al Distrito Federal para conocer el Castillo de Chapultepec. Para esta familia, la ciudad de México les ha ofrecido la tranquilidad que desde hace dos años no tienen en Tepic, Nayarit. “Allá, a diario mueren personas. Nosotros, preferimos ya no salir. Ya nada más vamos del trabajo a la casa. No salimos”, dice Guillermo, quien el domingo regresará a seguir con la rutina que les ha impuesto la violencia, porque “no tenemos otra. Tenemos la necesidad de seguir trabajando”. Quienes también cambiaron la playa por la ciudad de México fueron César Romero y sus cuatro amigos. Ellos son de Guadalajara, Jalisco. Una de sus aficiones es acampar en playas vírgenes, hasta hace un año, uno de sus destinos favoritos para realizar esta actividad era la costa de Michoacán. “Siempre íbamos para allá. Nos gusta mucho, pero este año ya no tuvimos confianza para ir allá. Preferimos venir a la ciudad”. Para Armando Soberanes Pérez, Lourdes Huicab y Elosia Olivar la violencia no es parte de su cotidianidad. Ellos viven en la ciudad de Campeche, donde las noticias les han mostrado la inseguridad que padecen quienes viven en Chihuahua o Tamaulipas. “Nosotros pensábamos ir a otro lugar de vacaciones, pero no nos atrevimos, porque todos los conflictos que hay, por eso preferimos venir a la ciudad de México... Nos gustaría conocer Chihuahua, Ensenada, pero el problema es la inseguridad que hay ahorita en esos lugares”, dice Armando Soberanes. Y aunque hasta hace unos años, Armando, Lourdes y Eloisa pensaban que la ciudad de México era muy insegura y violenta, ahora, dicen, no tienen esa idea. Sus hijos trabajan en el Distrito Federal y ellos no han tenido ningún contratiempo, aunque sí tienen una queja: “la gente no es amable. No sabe tratar al turismo”, dice Lourdes. Miguel Orduño camina por las calles del centro de la ciudad con Maritza Sotomayor. Es la primera vez que ella visita el Distrito Federal. Ambos viven en La Paz, Baja California Sur. “La ciudad de México se siente más tranquila; se siente menos violencia aquí”, dice Miguel, quien ha visto como en La Paz “han incrementado los hechos violentos en los últimos años... Ya no podemos salir con confianza en la noche. Tenemos que andar al pendiente de por dónde pasar y a qué hora”. Martiza explica por qué decidieron venir a la ciudad: “sabemos que en todos lados puede haber peligro, pero venimos aquí con la confianza de que se nos va a apoyar como turistas”. Lo mismo buscan María Hernández y Teresa Ramírez, las mujeres que, por unos días, se alejaron de Ciudad Valles, San Luis Potosí. “Ha sido muy feo ver los tiroteos, las balaceras. Ciudad Valles ha cambiado muchísimo. Mucha gente ha huido de ahí”, cuenta María. Ellas estarán en el DF una semana más, “queremos aprovechar todas las vacaciones”. Ellas estarán una semana más sin escuchar balaceras.
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