Él es Alex, tiene 19 años y viene de Honduras. Solo está de paso en Tlalnepantla, al norte de la Ciudad de México, por la Avenida San Rafael. Es uno de los miles de migrantes que van de paso y se dirigen a Estados Unidos buscando una mejor calidad de vida. Cerca de esta avenida hay vías del tren, que se dirigen al norte del país, nos comento que su siguiente parada era San Luis Potosí y tal vez llegaría a Monterrey.
En las calles aledañas a las vías se ven personas de diferentes partes de Centroamérica pidiendo una ayuda: algo de comer o una moneda. Desde hace 5 meses es frecuente ver a los migrantes pidiendo ayuda en esta y otras calles de Tlalnepantla, son lugares por los que transito a veces.
Mi padre tuvo la idea de llevarles algo de comer para repartirlo, llevamos pan y botecitos de leche de sabores, en esta semana llevamos ensalada de pera con crema y pasas.Alex fue uno de los chavos que se acercó a platicar con nosotros, otros muy agradecidos recibieron la comida pero prefirieron sentarse en otro lado o seguir buscando cosas para el viaje.
Alex dejó Honduras por un error, no por gusto, él dice: -Se metió un ratero en mi casa y en Honduras todos tenemos pistolas escondidas, tomé la de mi padre y lo maté. Mi madre me dijo que me fuera de ahí. Si me quedaba era seguro que me iban a buscar para matarme. Uno no puede escaparse de las Clicas (pandillas), mi madre me dio $500 pesos mexicanos y me fui.-
Allá dominan las maras, pandillas muy poderosas y armadas muy organizadas. El ejército la combate pero hay zonas en las cuales no puede ni si quiera entrar. Ahora la meta de Alex es llegar hasta Nueva York y buscar trabajo.
Se veía preocupado sin duda pues vio como muchos compañeros se quedaron en el camino y no sabe como le irá más adelante pero aún así confío en nosotros y muy agusto platico con nosotros y sin pena, muy amable y amistoso. Nos cuenta que dejó atrás su país y no puede regresar, en México no puede conseguir trabajo por falta de papeles y nunca curso la escuela pero sabe hacer trabajos de herrería pues aprendió con sus tíos; dejó atrás a su esposa de 20 años y un bebé de 1 año. Espera poder mandar pronto dinero para su leche.
Se ha enfrentado a adversidades pero él quiere llegar a la frontera. en Coatzacoalcos, Veracruz (o ese dato me dio) unos policías lo agarraron pero solo para quitarle dinero y tirarlo de nuevo cerca de las vías. También al intentar subir a un tren en marcha se cayó y tenía leves raspones en la cara. Solo traía su ropa, algunos collares y unas chanclas ya muy desgastadas. Cuando terminó de comer otros migrantes nos preguntaron si teníamos algunos zapatos o chamarras que no usáramos. Regresamos a mi casa a buscar algunas cosas.
Al regresar seguía Alex y otros compañeros de él en un semáforo pidiendo ayuda. trajimos algunos pares de tenis usados pero en buen estado y chamarras. Vi en el una expresión de asombro pues creo que no esperaba que regresáramos. Se probó los zapatos y le quedaron bien, tomó una chamarra y que agradeció mucho pues ya es época de invierno. Se acercaron unas cuantas personas mas con una gran expresión de gratitud. Alex tomó mis manos y me dijo que gracias por todo, que Dios me bendijera y que estaba muy contento. Lo más seguro es que no vuelva a saber de él.
Es muy duro ver a los migrantes pedir ayuda, muchos los he visto ademas de cansados, preocupados pues hay quienes traen a sus hijos pequeños. Nunca faltan las personas groseras y ojetes que les dicen que se regresen y los discriminan. Yo solo he visto personas que los insultan pero cuantos no han de morir en el camino, que enferman o que son agredidos y asaltados.
Es una realidad lo que pasa en México y no se puede tapar el sol con un dedo, mucho se dice de los migrantes mexicanos y como son agredidos en la frontera norte, pero no se menciona mucho el maltrato a los migrantes centroamericanos en su paso por México. Muy bonito el comercial de TV que dice que están garantizados los Derechos de los Migrantes, la realidad es otra.
Cierto que no he podido ayudarlos más, no garantizamos que tengan una buena calidad de vida pero hemos tratado mi padre y yo de darles un respiro, un poco de comida, que sepan que hay personas que les dará una mano, trato digno que se merecen. Además de comida y ropa, apoyo y solidaridad. Si no les quieres dar dinero o comida, es tu decisión pero lo peor es rebajarlos, tratarlos indignamente, con las simples palabras se pueden provocar heridas o provocar agresiones. Son seres humanos buscando sobrevivir ante las duras condiciones que aparecen en la vida.
comparto un link:
http://mexico.cnn.com/nacional/2012/08/23/incuantificable-el-numero-de-migrantes-muertos-o-desaparecidos-en-mexico
Y sugiero buscar sobre el trabajo que han realizado dos grandes hombres en mi opinión:
Javier Sicilia
Alejandro Solalinde (Sé que recibió de manos de Peña Nieto el Premio Nacional a los Derechos Humanos 2012, parece incongruente de su parte pero ¿Es el precio de ceder ante las presiones de los malditos que están en el poder y los grupos que defienden sus intereses?)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario