En mi cabeza retumban las palabras de aquellos uniformados, los nombrados a cuidarnos, aquellos que callan sus oidos con sus toletes, escudos y pistolas. Los mismos que se atreven en pleno S. XXI a levantarle la mano a una mujer, los mismos que a nosotros los jóvenes por traer el cabello largo, vestirnos a nuestro gusto o el simple echo de ser eso, jóvenes, nos persiguen como a los delincuentes que ellos dejan pasarse libremente por nuestras calles.
Y aun retumban en mi cabeza las palabras humillantes y degradantes que me decían cuando me tenían contra un auto, revisando de pies a cabeza y golpeándome sólo por ser eso, un jóven.
Su argumento era el que no era el momento para que anduviera por ahí, también lo era el echo de que traía libros y escuchaba rock. Me decía uno de ellos al oído que eran órdenes de los de arriba, esos los que tenían que rendirle cuentas a los de más arriba, aquellos a los que no les gustaba que la verdad se supiera.
Sigue sin callar esa voz que tenía olor a cerveza en mi cabeza que era un idiota por creerme más que ellos, por decirles que estában para servir y cuidarnos y no para golpearnos, por decirles que mis padres pagaban su salario con los impuestos y que ellos respondían a que no eran los gatos de nadie y que su sueldo se los pagaba el gobierno.
Aún suenan esas voces que me decían que era un jóven idiota, que el leer no me llevaría a nada, que para ser alguien aquí debía comprarle regalitos a los de arriba, aun escucho esas voces que no han dejado de sonar en toda mi vida y en la de muchos, esa que suena...
"POR SER JÓVEN NO SABES, POR SER JÓVEN TE PERSEGUIMOS Y POR SER JÓVEN TE MATAMOS"
Y aun retumban en mi cabeza las palabras humillantes y degradantes que me decían cuando me tenían contra un auto, revisando de pies a cabeza y golpeándome sólo por ser eso, un jóven.
Su argumento era el que no era el momento para que anduviera por ahí, también lo era el echo de que traía libros y escuchaba rock. Me decía uno de ellos al oído que eran órdenes de los de arriba, esos los que tenían que rendirle cuentas a los de más arriba, aquellos a los que no les gustaba que la verdad se supiera.
Sigue sin callar esa voz que tenía olor a cerveza en mi cabeza que era un idiota por creerme más que ellos, por decirles que estában para servir y cuidarnos y no para golpearnos, por decirles que mis padres pagaban su salario con los impuestos y que ellos respondían a que no eran los gatos de nadie y que su sueldo se los pagaba el gobierno.
Aún suenan esas voces que me decían que era un jóven idiota, que el leer no me llevaría a nada, que para ser alguien aquí debía comprarle regalitos a los de arriba, aun escucho esas voces que no han dejado de sonar en toda mi vida y en la de muchos, esa que suena...
"POR SER JÓVEN NO SABES, POR SER JÓVEN TE PERSEGUIMOS Y POR SER JÓVEN TE MATAMOS"
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