El 2 de octubre, si se olvida!!!

Mi amiga Valentina me paso este articulo del periodico "Milenio" y me impacto, es del dia de hoy, aqui tienen:

El 68 RBD

El 2 de octubre sí se olvida. Eso al menos se desprende luego de conversar a propósito del tema con al menos 25 jóvenes que estudian la preparatoria por los rumbos de Coyoacán. Y aquí, a continuación, unas sorprendentes e inusuales respuestas sobre un acontecimiento histórico que hoy cumple su 40 aniversario, pero que al parecer, en tiempos de asesinatos de narcos y crisis económica, no resulta de gran interés para las nuevas generaciones RBD.

“Yo me enteré que mataron a los estudiantes en Tlatelolco, porque vestían camisetas con las imágenes del Che Guevara y de los zapatistas”, dice Félix Zavala Montejo, de 16 años de edad, mientras tantea con las suelas de sus tenis rojos la desgastada superficie de su patineta.

Con su gorro peruano y gris ajustado en la cabeza, y esos dos cordones que cuelgan hasta la altura de sus oídos, Ángel Velásquez, a las puertas de la Prepa 6, afirma levantando los hombros, como disculpándose por no saber qué decir acerca del Movimiento del 68: “Entre los jóvenes es un tema tabú. Es como si quisiéramos hablar de sexo con las abuelitas”. Y agrega divertido, apretando contra su cuerpo el morral de artesanía que cuelga de sus hombros: “Yo no había nacido en el 68, para mí lo que no es contemporáneo es chafita”.

Unos pasos más allá, entre un corrillo de jovencitos sentados a la orilla de la acera, Javier Márquez, que ya ha alcanzado sus 15 primaveras, repite sorprendido la pregunta que segundos antes escuchó: “¿Qué ideales tenían los jóvenes del 68…?”. Se rasca la mejilla, mira en dirección del piso como buscando en el asfalto alguna respuesta, y entonces expresa convencido: “Yo sé que los estudiantes fueron asesinados por oponerse a que subieran los impuestos”.

Juan Carlos Armendáriz, estudiante del Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios (Cetis 2), con un libro en la mano, en cuya portada en grandes letras se lee: Quiúbole con…, de Yordi Rosado y Gaby Vargas, alza el dedo índice para indicarme la puerta del colegio, al ser cuestionado sobre el Movimiento Estudiantil del 68: “Mejor ve con mi maestra de lectura y expresión oral, ella sabe un buen del tema”.

Y antes de que me dirija a preguntarle a su maestra, me detiene de golpe, al descubrir emocionado que sí tiene algo que decirme: “¡Espera! ¡Espera! Lo que sé, es que mataron a 12 mil estudiantes y recogieron a 600 en la plaza de Tlatelolco. Fue por pura discriminación”.

Al despedirse me presume el valioso ejemplar que trae entre las manos: “Lo verdaderamente importante para nosotros los jóvenes, es cómo ligarte a una chica, cómo tratar a los suegros cuando dicen un mal chiste en la casa de la novia, qué onda con las adicciones y el sexo. Y este libro lo dice todo”.

Mauricio Tinajero, otro alumno de 16 años, no le da tantas vueltas al asunto, incluso se atreve a revelar una de sus fuentes: “A mí lo que me contó mi abuelito, es que a los estudiantes del 68 se los echaron por quemar una bandera mexicana”.

De pronto a Mauricio le brillan los ojos al acordarse de algo todavía más inquietante: “¿Sabías que los francotiradores le dispararon al ejército y a los estudiantes desde el edificio del Congreso?”. Y seguro de sí, me invita a ver este fin de semana un programa de la histórica matanza por Discovery Chanel.

Ya de camino a su casa, Daniel Hernández hace un alto para comentar lo que alguien a su vez le platicó: “Según lo que me dijo mi novia, la matanza del 68 ocurrió por un partido de futbol americano entre el Poli y la UNAM. El juego se salió de control y sucedió todo”.

A las puertas de la institución educativa, entre el bullicio de los jóvenes van saliendo de la prepa 6, mientras unos van por un raspado y otros comen algunos antojitos de los puestos callejeros, Iván Omar García, arquea las cejas ante el difícil cuestionamiento, sin embargo, respira hondo y se repone: “Fue una tragedia que reprimieran a los estudiantes, sólo porque se resistían a que privatizaran la UNAM”.


Óscar Jiménez Manríquez